Este año los vestuarios de la piscina son una especie de vodevil. Ayer me encontré a una señora hecha una leona porque había entrado un señor que era la primera vez que iba a la piscina, o eso decía, y se quedó petrificado cuando las vio entrar (y luego se disculpó). Menos mal que su amiga era pacífica y la calmó con un "Tranquila, Manoli, que se ha equivocado", porque si no la otra se lo come con patatas. Un poco de razón para ponerse así sí que tenía la mujer porque son vestuarios comunes, como los de los gimnasios. Menos mal que ninguno se había puesto ya en bolas cuando entró el otro...