A mí el otoño no me gusta, por eso suelo ignorar bastante su llegada. Así, antes de las redes sociales, me iba dando cuenta de la llegada del otoño de forma progresiva: que si los árboles, que si cambia la cabecera del tiempo de la tele, que si el fresquito... Era un pensar de vez en cuando "bueno, sí, vale, está aquí, pfffff...." y ya está, luego de vuelta a mis cosas. Pero ayer en Instagram todo era alegría, serpentinas y confeti por la llegada del otoño y yo, que ya convivo con un virus de esos que te pone los mocos verde fosforito (¡maldición!), deseé con todas mis fuerzas estar en el hemisferio sur para poder dar la bienvenida a la primavera en vez de al otoño.
Pues eso.
Y ahora leeré de las bondades del otoño en los comentarios, lo sé, pero no me convenceréis, jajaja. En estos momentos sigo queriendo irme al hemisferio sur donde los días empiezan a ser más largos en vez de más cortos, eso sí, dejando a los virus aquí, por favor.
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Yesterday was officially the first day of autumn. I've never liked autumn very much and thus I tend to ignore its arrival as much as I can but yesterday my IG feed was literally an "autumn celebration" and I seriously wished I could be in the southern hemisphere to welcome spring instead. Sigh.