Lo cierto es que en un principio no tenía pensado escribir este post porque esto es algo muy personal pero entonces recordé que yo busqué algo así hace meses y no lo encontré así que lo publico con la esperanza de que a alguien le sea útil.
Os pongo en antecedentes. Una sabe que tiene diástasis cuando han pasado meses de haber tenido al churumbel y esa barriga que era normal después del parto sigue ahí cada mañana haciendo que parezca que estás perpetuamente embarazada. La diástasis puede tener muchas otras consecuencias, aunque la única que yo noté era que la espalda me dolía horrores. Hice ejercicio, algo de hipopresivos y pilates para intentar corregirla. La espalda me empezó a molestar menos y yo pensaba que iba a mejor hasta que un día mi profesora de pilates me preguntó muy preocupada si tenía una hernia en el abdomen(!). Casi me da un patatús. En este momento me di cuenta de que necesitaba ayuda profesional. El tratamiento habitual en la Seguridad Social es una operación en la que te ponen una especie de malla para evitar la hernia pero a mí no me gustaba la idea porque realmente no soluciona el problema de base, solo evita una de las consecuencias. Entonces encontré
Stop diastasis, una terapia menos invasiva y más holística en
Fisioterapia Vicetto. Llevo siete semanas de las dieciocho que dura y, aunque es cansada, algo incómoda y exige mucha constancia, estoy muy contenta.
El aspecto incómodo viene de la mano de una de las partes fundamentales del tratamiento que hay que llevar sí o sí:
Ella es la culpable de que ahora no pueda coser bien porque me deja tan tiesa que solo soy capaz de hacerlo en línea recta. Lo bueno es que esto me ha llevado a la caligrafía, mi nuevo hobby :)
La parte de constancia del tratamiento viene porque hay que hacer tres veces al día una tabla de ejercicios que con cada revisión se hace un poco más larga y hay días que es complicado encontrar el rato, y el ánimo, para hacerla.
Yo estoy haciendo el programa en grupo y, aunque a mis compañeras solo las vea en las revisiones, saber que están en sus casas peleando con sus fajas y sus ejercicios como yo da apoyo moral. Como también lo dan los fisioterapeutas del equipo, cariñosos, atentos y siempre pendientes.
Y os cuento que, si se siguen las pautas que dan, el tratamiento funciona de verdad. El cambio en tres semanas, fecha de la primera revisión, es una pasada y en seis mucho más. La espalda hace mucho que no me duele y, según me han dicho, ya he conseguido que los músculos se me junten por un sitio.
En el resto del abdomen se han aproximado mucho pero aún nos queda trabajo a mi amiga la faja y a mí. Ya os contaré qué tal cuando termine.
En unos días vuelvo con mis favoritos del mes. ¡Hasta entonces! :)